martes, 23 de septiembre de 2014

Adultocentrismo. Y lo que los padres deben saber sobre sus hijos.

Deseo compartir con ustedes la publicación de mi primer libro. La idea de publicar comenzó a interesarme desde mis primeros años de formación, hace ya unos 20 años. Luego, cuando comencé en clínica privada me encontré ante una situación recurrente: en cuanto los adultos comenzaban a encaminar sus propios problemas surgían observaciones acerca de las dificultades que afrontaban a diario con los niños. Podría afirmar que el total de los adultos con hijos (pequeños o grandes) tenían alguna dificultad considerable en el vínculo. La conducta infantil/adolescente aparecía ante los ojos de los padres como un conglomerado de comportamientos carentes de sentido. La frecuencia en que aparecían estas consultas, sumadas a la carencia en la comprensión del psiquismo infantil, la falta de formación e información disponible y mi capacidad para la lectura de estas situaciones, dieron como resultado un fuerte deseo de trasmitir. La ayuda se plasmó inicialmente en artículos publicados en diversos medios para luego transformarse en un libro práctico, vivencial, capaz de generar nuevas conductas en los adultos, nuevas formas de responder, nuevos hábitos. El libro adquirió forma con los años hasta llegar a ser lo que hoy vemos. Les dejo el link a la web del libro donde podrán descargarlo. www.adultocentrismo.com Espero lo disfruten tanto como yo, y no duden en escribirme!

domingo, 16 de septiembre de 2012

Informativos: ¿formativos o deformativos?

Los comienzos de la televisión, allá por la década de los 50, se caracterizaron por querer brindar cultura. El objetivo era llevar al hogar de los televidentes programas con alto contenido cultural y formativo, dado que la expansión de la industria mostraba desde un comienzo el gran impacto que tendría este nuevo medio en la vida cotidiana de las personas. En la década de los 90 la intensión cultural comenzó a decaer en pos de otra intensión: el “entretenimiento”. La televisión se transformó en un gran “show” que debía llegar a la mayor cantidad posible de personas. Comenzaron a aparecer todo tipo de programas con escaso o nulo contenido, donde lo único que importaba era el “rating”. La ecuación simplificada mostraba: más rating, más inversores, más rédito. Este paradigma aún continúa en boga, y parece afectar casi todo cuanto aparece en televisión. La sobrevaloración del rating está ofreciendo un modelo social donde lo único que importa es: qué famoso se casó por quinta vez, dónde compra su ropa la cantante más cotizada del mercado o qué hace los fines de semana la esposa del presidente. Y el problema no sería de tal magnitud si sólo habláramos de programas de “chimentos”; pero la fiebre del rating y la manipulación de los hechos en beneficio del mejor postor, ha alcanzado a los informativos, programas periodísticos, noticieros, o como se desee llamarlos. La palabra informativo se define como un adjetivo para significar: 1. Que informa, da noticia de algo; 2. Que informa, da forma a algo. Cualquiera de las definiciones que adoptemos para informativo, contiene al verbo informar, el cual se define a su vez como: enterar, dar noticia de algo, dar forma sustancial a algo. Cada vez que un hecho es relatado (para ser informado) se recorta una parte de la realidad, se le da forma y luego se emite. Es inevitable tener que realizar este recorte, ya que los hechos no pueden ser comunicados en su totalidad. El recorte de la realidad es un proceso que debe ser cuidadosa y objetivamente elaborado, y entidades como noticieros o informativos (a excepción de los denominados “de opinión”) deben tener especial cuidado en dicho recorte para no caer errores, como por ejemplo:  Emitir juicios de valor. Formular un juicio acerca de una persona o situación y pronunciarlo como si se tratara de “La Verdad”.  Reflejar “una realidad” paralela. Recortar un punto de vista particular o personal sobre lo que se pretende informar; para dar una idea específica sobre algo; nuevamente, tratado como la verdad. Los informativos, además de informar también forman, educan; ofrecen una forma de comprender y ver el mundo, las personas, los hechos, etc. Y cada vez que una opinión no es develada o mostrada como tal, cae en la categoría de realidad (por lo general inamovible). Tal vez el ejemplo más esclarecedor lo conformen los llamados informativos amarillistas; los cuales ofrecen una visión del mundo caótica, llena de defectos y peligros que acechan en cualquier parte, de injusticias incapaces de ser solucionadas y de gente impotente ante tanta desgracia. Estos informativos, más que mostrar una realidad “recortada lo más objetivamente posible”; juegan con la mente de los consumidores y se arman de los temores de éstos para poder vender un producto o para veneficiar a alguien en particular. Como profesionales, sea cual sea nuestra profesión, tenemos sobre nuestras espaldas una responsabilidad dentro y más allá del ámbito que nos compete que no podemos, ni debemos, olvidar.

martes, 22 de noviembre de 2011

El Futuro y la Reducción de las Libertades Individuales

Quisiera comenzar aclarando, y pidiendo disculpas, dado que no soy Antropóloga, ni Etnóloga, ni Política, ni Socióloga; sino Psicóloga; por lo que el lenguaje y los desarrollos que aparecerán en estas líneas pueden no estar a la altura de los eruditos. Mas mi intención es exponer lo que creo sobrepasa las regulaciones o normativas que podemos esperar (y hasta exigir) por ser miembros de una sociedad.

Ya cuestionaba Freud el porqué de la elección de los hombres a vivir en sociedad; el porqué de preferir reducir el placer individual en pos de la convivencia en grupos. Su conclusión, reducida en pocas palabras fue: los beneficios sobrepasan las desventajas. Me pregunto que diría Freud hoy si fuera nuestro contemporáneo. Me pregunto si la balanza no declinaría a favor de las desventajas.

Mi postura es simple, conforme pasan los años las libertades individuales se reducirán en mano de normativas y leyes que más que proteger al hombre, protegerán el gasto público y privado.

Si retomamos un poco la historia, podremos ver que este tipo de regulaciones comenzaron a hacerse notables en el ámbito de la seguridad vial. La mayoría de las regulaciones del ámbito vial estuvieron y están destinadas a la protección de terceros; sin embargo, existen algunas que no posee tal objetivo; por ejemplo: el uso del cinturón de seguridad.
La única lógica que sostiene la obligatoriedad del cinturón es la reducción del gasto público o privado. Dado que, ante un accidente, la reducción de lesiones desciende considerablemente; lo que se traduce en un menor gasto para las aseguradoras o para aquellos países en donde el servicio de salud es gratuito.
Si bien creo que debe ser obligatorio el uso de cinturón para los menores de edad, sostengo firmemente que para los adultos debería abolirse tal normativa; dado que legisla sobre una conducta individual que no tilda de temerosa ni influye o causa daños a terceros.

Mi preocupación comenzó a gestarse desde la aprobación de esta ley; pero nunca imaginé que pasaría tan poco tiempo hasta que se intentara legislar sobre otro tipo de conductas individuales; tal es el caso de las nuevas leyes contra la obesidad.
Son varios los países que están legislando, e incluso “sancionando”, en cuestiones que no son más que trastornos alimenticios. Japón y algunos Estados de Estados Unidos son algunos de los países con derecho a multan a los ciudadanos con sobrepeso. Argentina, Venezuela y México, también han comenzado a legislar sobre este aspecto. Y aunque la obesidad se defina como “crisis epidemiológica”, no justifica legislar sobre ello.
Estás normativas no solo bordean la ridiculez al decirnos qué y cuanto debemos comer, o cuán seguros debamos ir dentro de nuestro automóvil; sino que sientan precedentes para continuar con una línea de “intrusión justificada” a nuestras libertades individuales.

lunes, 13 de septiembre de 2010

La Socio-Perversión de Nuestro Dirigentes

En alguna parte he escuchado decir que “un dirigente es el reflejo de un pueblo”…
Desde tiempos añejos los dirigentes políticos han sido eco de patologías. Nombremos aquí, para el caso, el reciente aniversario de los 30 años de golpe militar de 1976 en Argentina, el cual nos dará una buena referencia para pensar.
Claro que no hace falta remontarnos a esos tiempos de inhumana crueldad, para encontrar una cantidad infinita de ejemplos similares.
La historia, y nuestra historia, está repleta de hechos que parecen repetirse una y otra vez. Pareciera que nuestra capacidad de aprendizaje se encuentra obstruida. No logramos realizar el paso necesario para el cambio.
Uno de los obstáculos que encontramos es la multiplicidad de formas, bajo las cuales estas conductas políticas se encuentran.
Sería interesante, entonces, poder contar con un modelo que nos permita realizar un análisis de fondo sobre estos temas.

Quisiera llamar “socio-perversión”, si se me permite crear una nueva categoría patológica, a aquel conjunto de conductas que parecen repetirse año tras año y década tras década, en nuestros dirigentes.
Si tuviera que definir la socio-perversión, en pocas palabras, diría que se trata de una patología, donde la persona que la padece crea una realidad diferente a la de los demás, con el fin de sacar algún tipo de provecho de ello. Esta realidad trataría de ser impuesta a los demás, mediante diferentes mecanismos violentos (físico o psíquicos).
Estos mecanismos pueden manifestarse bajo la forma específica de la violencia física o mediante artilugios seductores, prometedores de progreso, felicidad y bienestar.
Lo que el socio-perverso persigue en realidad, son intereses propios, lo cual le otorga un placer sádico, de dominio.
El acto perverso quedará reflejado en el hecho de tomar al pueblo como un mero objeto de satisfacción de deseos propios.

Si lo pensamos, todos hemos sido objeto de un socio-perverso; y podemos llegar a serlo nuevamente, ¿qué lo impide?

Reconocernos en nuestra historia y tomar una posición activa en nuestro presente, es lo único que puede salvarnos. Sólo de esta manera, algún día, diremos con orgullo: “nuestro dirigente es el reflejo de nuestro pueblo”.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA.

FENICHEL, Otto. “Teoría Psicoanalítica de las neurosis”.
PAZ, José Rafael. “Psicopatología: sus fundamentos dinámicos”.
LA VOZ DEL INTERIOR. Diario. Números diversos.